lunes, 18 de febrero de 2019
¿Ayuda Humanitaria?
– Comienzan
a aparecer en Estados Unidos y en otras naciones, en medios serios,
señalamientos críticos sobre los productos de la “ayuda
humanitaria”. Sobre la calidad, tanto de las medicinas como de
alimentos deshidratados perjudiciales a la salud. Según las
informaciones, muchos de ellos vencidos, de mala calidad, desechados
en el mercado. Ya se anuncian investigaciones al respecto…
– Así
mismo, sobre el negociado que está detrás de la operación. Se
comenta el oscuro manejo de los precios, las comisiones que corren y
la adjudicación de las compras a determinadas empresas de escasa
solvencia y antecedentes turbios…
– Una
pregunta que muchos se hacen en las actuales circunstancias: ¿existe
algún control sobre el manejo del dinero recolectado. Guaidó habló
de mil millones de dólares. ¿Cierto o falso? También se comenta
que parte importante de lo recaudado se destina sufragar gastos de
numerosos dirigentes opositores en el exterior, sobre los cuales no
recaen medidas judiciales en el país y que han optado por vivir en
el extranjero…
– Si
se le pregunta a ciudadanos desprevenidos en la calle sobre la “ayuda
humanitaria”, la respuesta es interesante. La gente sospecha que
hay, detrás del argumento humanitario, algo que no está claro y,
por tanto, no le entusiasma el método. De inmediato señala el
interrogado, ¿por qué el gobierno norteamericano no suspende las
sanciones contra Venezuela y libera el dinero que le tiene retenido
al país? Eso resolvería de inmediato el problema. Esto es señalado
sin dejar de hacerle una críticas al gobierno nacional por el
burocratismo y su mala política económica. La gente está
consciente de lo que sucede y no come cuentos…
– La
oposición venezolana y el gobierno de los EE.UU. (léase Trump y
asesores) han incurrido en numerosos desaciertos al evaluar a la
FANB. Lo han hecho como si la FANB fuera una institución
tradicional, golpista, divorciada del pueblo, anclada en un
pensamiento de ultraderecha. No se dan cuenta que la situación es
otra, completamente distinta a la de los tiempos de la Misión
Militar de USA operando en Fuerte Tiuna y los oficiales venezolano
estudiando en la Escuela de las Américas. Se trata de una Fuerza
Armada diferente, moldeada por el pensamiento renovador, bolivariano,
antimperialista de Hugo Chávez, un oficial subestimado por los
mandos tradicionales de la institución castrense; por la oligarquía
económica, por la partidocracia anquilosada, y por el arrogante
Imperio norteamericano. Cuando en una situación crítica como la
actual se la juzga, incurren en gruesas equivocaciones…
– Por
eso el error de la oposición y del gobierno de EE.UU. al imaginar
que la FANB es la misma que esos factores controlaron en el pasado:
sumisa a los dictados de la partidocracia y desnacionalizada por la
forma como la manejaron los organismos de inteligencia
norteamericanos…
– La
mejor demostración de que el militar venezolano cambió, es la
manera como la FANB ha reaccionado en la actual coyuntura frente a
las presiones del establecimiento militar de USA y las torpes
descalificaciones –combinadas con zalamerías de última hora– de
la oposición interna golpista. La dignidad es lo que impera en ella
y lo que desespera a los golpistas del interior del país y a los
gringos para invadir cuanto antes. Que, por cierto, no saben con qué
se van a encontrar si llegan a hacerlo y el repudio universal que
pueden provocar…
– Las
dos marchas del pasado domingo 10 (chavismo y oposición) confirman
la existencia en el país de una sólida democracia. Ni un solo
incidente.
La politóloga española que mostró otra realidad de Caracas: "El argumento de la crisis humanitaria es absurdo"
La politóloga española que mostró otra realidad de Caracas: "El argumento de la crisis humanitaria es absurdo"
Poco
más de 30 segundos de un video a las afueras de un McDonald's
bastaron para que el más reciente viaje a Venezuela de Arantxa
Tirado, una politóloga nacida en Cataluña, dejara un saldo de casi
un millón y medio de reproducciones y una explosión, literalmente,
en las redes sociales.
Esta
visita no es la única. Su primer viaje al país suramericano fue en
2005. Seis años después, en 2011, se instaló por un año en
Caracas y desde 2015 a 2019 ha ido cuatro veces.
Tirado
ha estado relacionada con Venezuela desde hace casi 20 años, cuando
militaba en la Asamblea Bolivariana de Cataluña. Sin embargo, ha
sido precisamente en esta oportunidad que su paso ha generado una
revuelta inesperada para esta doctora en Estudios Latinoamericanos
por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coautora
del libro 'La clase obrera no va al paraíso. Crónica de una
desaparición forzada'.
La
"crisis humanitaria"
Todo
comenzó luego de colgar un clip grabado en un transitado centro
comercial de Caracas. "Aquí podemos ver, en la dictadura
comunista de Nicolás Maduro, un McDonald's que lo han puesto supongo
que para disimular". Su comentario lo acompañó con un escrito
donde ironizaba sobre la "crisis humanitaria", que según
la dirigencia opositora existe en el país suramericano, y la
situación que encontró en la capital venezolana.
Este
video, que la especialista en temas latinoamericanos y caribeños
considera como "el más tonto" de todos los que grabó en
las calles de Caracas, generó una tropel de ataques, campañas de
descrédito, artículos, intentos de jaquear sus cuentas e insultos
que incluso han trascendido el tiempo de su visita a Venezuela.
Durante
su estadía grabó otros audiovisuales más que solo atizaron las
reacciones en su contra. Estuvo en una farmacia, participó en varias
transmisiones en vivo con la comunicadora venezolana Orlenys Ortiz,
recorrió una tienda por departamentos, un mercado popular y se subió
al Metro de Caracas.
Las
opiniones de los usuarios se dividieron: una parte opinó que era una
manera de mostrar esa realidad de Venezuela que no aparece en las
grandes cadenas de noticias y otra pensó que el contenido de sus
publicaciones era banal, parcializado y burlesco.
RT:
¿Cuál situación pensaba encontrar en Venezuela?
A.T.:
Me encontré con un país bastante en calma, a pesar de la tensión
por no saber cómo se va a solucionar el conflicto del intento del
golpe de Estado del diputado Juan Guaidó que, por otra parte, es una
realidad virtual que no está presente en las calles.
Encontré
un país muy diferente al que nos venden los medios de otros países:
un país que trabaja, que está preocupado por solucionar sus
problemas económicos cotidianos, por resolver las dificultades. No
vi "guarimbas" [focos violentos], aunque nos presentaban la
idea de que Caracas estaba prendida como en 2017 [durante las
protestas opositoras organizadas por la oposición que causaron más
de cien fallecidos].
RT:
¿Qué piensa un español promedio sobre lo que ocurre en Venezuela?
A.T.:
Cree la versión de los medios y piensa que en Venezuela hay una
dictadura donde no hay libertad de expresión, donde se mete a la
gente en la cárcel por sus ideas y donde los venezolanos
prácticamente no tienen comida.
RT:
¿Están convencidos de que hay una "crisis humanitaria"?
A.T.:
Los medios sustentan la crisis humanitaria en que hay gente comiendo
de la basura, que se mueren niños en los hospitales porque no hay
insumos. Esto pasa en muchos países de América Latina y no por eso
han declarado una crisis humanitaria, que no es lo mismo que una
crisis económica.
El
tema de la "crisis humanitaria" es un operativo de guerra
psicológica para justificar una intervención militar novedosa, una
guerra de cuarta generación que lleva años desplegándose contra la
Revolución Bolivariana.
Hay
organismos que se dedican a analizar qué es una crisis humanitaria
desde las ONG, desde la cooperación, desde el sistema multilateral
de Naciones Unidas. Generalmente está asociada a conflictos armados
o desastres naturales en contextos de pobreza, de desigualdad social,
de mala gobernabilidad, de fragilidad estatal, de precariedad
alimentaria, de violaciones de derechos humanos. Esta situación
puede llevar a una crisis alimentaria, enfermedades o desplazamientos
forzados.
La
oposición está tratando de armar ese escenario en Venezuela pero
invito a cualquier persona a que vaya, recorra y vea si es así, si
se requiere una intervención y la apertura de un "corredor
humanitario", que significa que deben actuar porque hay un
Estado que no lo hace o porque no hay gobernabilidad en ese
territorio. Es evidente que esto no sucede en Venezuela, donde el
Gobierno distribuye cajas de alimentos a seis millones de familias
mensualmente y desarrolla políticas sociales para precisamente
combatir esa guerra económica y bloqueo financiero.
RT:
¿Por qué sus videos causaron tanto malestar?
A.T.:
No sabría decir si el malestar proviene de la arrechera [rabia] que
tiene mucha gente acumulada, la frustración con la situación
económica, la necesidad de buscar culpables para "descargar esa
arrechera", como diría el excandidato a la Presidencia y
opositor Henrique Capriles Radonski. No sé si fue el uso del
sarcasmo, que interpretaron como una burla de la situación
económica.
Por
eso son tan simples mis videos, no hay análisis político, es una
simple ironía y sarcasmo para responder a unos argumentos opositores
y de la prensa española que son de ese nivel tan bajo.
RT:
¿El "debate" se centró en insultos en su contra?
A.T.:
No sé si ser mujer, y estar clara en mi ideología de izquierdas,
molesta a muchos. La gran parte de los ataques se centraron en
cuestiones de apariencia física. Creo que a otras personas que han
hecho videos sobre Venezuela no han recibido este nivel de insultos,
mensajes públicos, privados y de contenido sexual denigratorio.
RT:
¿Son estos ataques un reflejo de lo que sufren quienes se
identifican con el chavismo?
A.T.:
Sin duda. Son reflejo del nivel de intolerancia, de violencia y,
podríamos decir, de fascismo, en el sentido amplio del
aniquilamiento del contrario. Esa violencia la padece el pueblo
chavista desde hace casi 20 años por parte de estos sectores que,
para colmo, se presentan como 'víctimas y perseguidos' por una
dictadura, aunque resulta que en las "castrodictaduras
comunistoides" de Nicolás Maduro y Hugo Chávez, los que tienen
que cuidarse y esconderse son sus simpatizantes.
RT:
¿Qué le responde a quienes le escribieron que su visión era
parcial y banal, que debía ir a hospitales y basureros?
A.T.:
Mi visión es parcial porque trata de mostrar la Venezuela que no
aparece en los medios de comunicación. El resto, los males o los
problemas que tiene Venezuela, los vemos mañana, tarde y noche en
España.
¿Ir
a hospitales y basureros? Podemos ir para mostrar una realidad
dramática. Si tienen pruebas de que me pagan, vamos a los tribunales
y harán el ridículo. Esa realidad la podemos encontrar en México,
en Guatemala, en Costa Rica, incluso en Chile y en España.
En
España podemos hacer un reportaje contando cuántos enfermos
hepáticos murieron porque el Estado dejó de administrarles un
medicamento que cubría la Seguridad Social. ¿Decimos que hay una
crisis humanitaria y que tiene que invadir el Ejército
estadounidense para llevar los medicamentos? Es totalmente absurdo
ese análisis.
RT:
¿Cree que el sarcasmo en sus videos causó reacciones
desproporcionadas?
A.T.:
La dirigencia de la oposición no tiene sentido del humor, lleva muy
mal haber perdido el poder político, que no económico, porque
siguen viviendo bastante bien. Me pregunto cómo les alcanza para
vivir en España, mejor que muchos europeos.
Creo
que el humor duele cuando es efectivo, hace daño porque es una
manera potente de hacerte llegar una verdad. Para esta gente el
humor, y cualquier tipo análisis sobre la situación en Venezuela,
está vetado porque no están dispuestos a debatir en términos
serios y racionales.
RT:
La acusaron incluso de estar pagada por el Gobierno de Maduro
A.T.:
Los empresarios de los medios de comunicación, que se mueven por
intereses económicos, creen que el resto somos igual. No entienden
que hay personas que tienen principios, ideología, ideales. Si
tienen pruebas de que me pagan, vamos a los tribunales y harán el
ridículo. Por otra parte, es lamentable que en España, a todos los
que tienen algo que ver con Venezuela, se les intente acusar de que
están siendo pagados.
Tengo
casi 20 años vinculada al proceso venezolano, empecé mi militancia
en la Asamblea Bolivariana de Cataluña, cualquiera que me conozca lo
puede atestiguar, sabe que siempre he defendido lo mismo sobre
Venezuela.
RT:
¿Esperaba que su videos causaran el impacto que tuvieron?
A.T.:
Para nada, nunca pensé que tuvieran este nivel de viralidad y menos
el del McDonald's, que me parece el video más tonto de todos. Antes
subí otro, que pasó sin pena ni gloria, pero me parece que este les
dio en la madre, como dicen en México.
Son
los opositores lo que se han encargado de hacerme memes, enviarme
miles de mensajes de "amor", jaquearme el Twitter, tratar
de meterse en mi teléfono, de bloquearme el acceso a las redes
sociales... Son ellos los culpables de haber hecho esto viral, si me
hubieran ignorado, quizás no estaría hablando de los los videos
ahora.
¿Qué
va a pasar con el pueblo venezolano chavista?, ¿qué va a pasar con
la Revolución Bolivariana?, ¿cómo van a salir de esta tesitura,
que es una de las más críticas de estos años de Revolución? Creo
que de eso tenemos que hablar y no de la polémica de unos videos.
Nathali
Gómez
domingo, 17 de febrero de 2019
Tambores de la Paz" por un mundo sin guerras ni amenazas
sábado, 16 de febrero de 2019
Venezuela: la ayuda humanitaria prepara la invasión militar
Venezuela:
la ayuda humanitaria prepara la invasión militar
La prensa mundial, haciendo el coro a las usinas mediáticas que genera
Washington, han convertido a la República Bolivariana de Venezuela en el
plato fuerte del día. Por supuesto que no en ánimo laudatorio: por el
contrario, lo que se dice del "régimen castro-comunista" del dictador
Nicolás Maduro son las peores barbaridades. Según esa avalancha
monumental de "noticias", lo que sucede en el país caribeño es una
crisis de proporciones dantescas, con población famélica que huye
desesperada de una dictadura sangrienta.
No
olvidemos nunca: dictaduras fueron las de Franco en España (que hacía
rezar el rosario cada atardecer), la dinastía Somoza en Nicaragua
("Anastasio Somoza: un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta",
según el presidente estadounidense Roosevelt), Pinochet en Chile,
Batista en Cuba, Videla en Argentina (con 30,000 desaparecidos), Idi
Amín en Uganda (que se comía el hígado de sus adversarios políticos). En
Venezuela hay elecciones democráticas periódicas, libertad de
expresión, la economía no está planificada y rige el mercado, no hay
cárceles clandestinas. ¿Qué dictadura?
La crisis que vive hoy el país se debe, quizá en parte a políticas que podrían revisarse en lo interno de la Revolución Bolivariana (se persiste en el rentismo petrolero), pero fundamentalmente a un ataque inmisericorde de Estados Unidos, que busca a toda costa revertir el proceso en curso.
La crisis, realmente existente, que incomoda a diario a los venezolanos y que hizo que muchos se marcharan por las penurias cotidianas que se atraviesan, se implementó para generar un clima de malestar ciudadano (colapso económico) que termine estallando, produciendo la salida de la administración chavista. Pero, ¿por qué esa crisis?
¿Por qué la crisis? ¿Quién se beneficia de ella?
Obviamente, la población no. Quedarse, sin embargo, solo con la descripción de los hechos viendo en el gobierno bolivariano a una suma de aprovechados que están saqueando al país mientras la población sufre penurias, es una absoluta falsedad. Sin dudas que faltan artículos de primera necesidad: alimentos, medicinas, elementos de aseo personal, todo lo cual torna la vida diaria un verdadero calvario. Pero hay que entender que todo ello tiene un propósito: terminar el experimento bolivariano. A partir de esta situación crítica, la pretendida "ayuda humanitaria" parece una muy generosa medida. De todos modos, seamos cautos: atrás de esa supuesta ayuda, viene la intervención militar. Y es la Casa Blanca, por medio de gente de ultraderecha representante de las grandes empresas de ese país (el presidente Donald Trump, el Asesor de Seguridad Nacional John Bolton, el Encargado Especial para Venezuela Elliot Abrams) quienes hoy insisten en mantener la inmoral presión sobre la patria de Bolívar.
Hay al menos tres razones para ello:
Razones económicas
Para su desgracia, Venezuela tiene una fenomenal reserva de petróleo (300,000 millones de barriles), lo que puede significar una fuente energética para terminar este siglo, manteniéndose el consumo actual. Y tiene a Estados Unidos muy cerca. La potencia del norte es un gigante industrial y militar, por lo que su consumo de oro negro es, por lejos, el más alto del mundo: 20 millones de barriles diarios (quien le sigue, China, consume solo la mitad: 10 millones de barriles).
Ese monumental consumo se abastece, en parte, con las reservas propias (el 60% de su consumo sale de su subsuelo); el resto debe importarlo (Golfo Pérsico y otros países de América). Venezuela, gran productor, le aporta el 12% de su consumo. Hoy por hoy, el país caribeño no es el principal proveedor para Estados Unidos, pero sus reservas son estratégicas. Disponer de ellas es el sueño de la clase dirigente norteamericana, y en particular de sus empresas petroleras. Lo dijo estos días John Bolton, sin ninguna vergüenza: "Haría una gran diferencia para Estados Unidos económicamente si pudiéramos tener compañías petroleras estadounidenses invirtiendo y produciendo petróleo en Venezuela". ¿Por qué? Porque ese gigantesco país (o mejor dicho, su clase dirigente) no quiere depender de seguir comprando petróleo fuera, sino ser ellos quienes lo explotan. En otros términos: apropiarse de las reservas venezolanas como propias, y negociar. El negocio es grande, sin dudas; y las megaempresas no desean perderlo.
Con esto tendrían asegurado un botín fabuloso sus corporaciones energéticas (Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, ConocoPhillips, Halliburton, etc.), y Estados Unidos estaría en mucho mejor condición de competir en el mercado global. Podría lograr, incluso, si puede agenciarse de una vez de esas reservas vedadas hoy por un gobierno nacionalista, hacer que Venezuela salga de la OPEP, con lo que podría ser Wall Street a sus anchas quien ponga el precio del crudo. Por otro lado, llevar petróleo desde Venezuela, ubicada a 2,000 kilómetros de su país, a Washington le conviene infinitamente más que importarlo desde el Golfo Pérsico, a 12,000 kilómetros.
Junto a ello, además del oro negro, existen otros recursos naturales ubicados en territorio venezolano a los que la Casa Blanca guarda especial apetito: enormes reservas de gas natural, de oro, de bauxita, de coltán y de minerales estratégicos como niobio y torio. Además, existe abundante agua dulce (bien cada vez más escaso y apetecido por la voracidad del principal mercado mundial), así como biodiversidad de la selva amazónica (de donde pueden extraerse materias primas para medicamentos y alimentos).
En definitiva, Estados Unidos, en nombre de la tristemente célebre Doctrina Monroe ("América para los americanos"… del Norte) sigue considerando que Latinoamérica es su reservorio natural de materias primas. La pretendida ayuda humanitaria que enviaría para paliar la "crisis humanitaria" esconde el propósito de sentar cabezas de playa militares en territorio bolivariano. La opción bélica, con la ayuda de algunos países títeres, sería lo que les puede devolver la potestad sobre esta tierra, ahora libre y soberana desde el inicio de la Revolución Bolivariana.
Razones políticas
Justamente esa libertad y esa soberanía que empezó a tomar cuerpo con la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en 1998, es una afrenta para la geoestrategia hemisférica de la Casa Blanca. En esta zona que siempre consideró como propia, donde hace y deshace a su entero arbitrio, la insolencia de un gobierno que levanta la voz y le habla de tú a tú, es inconcebible. Por eso, como con cada proceso emancipador que se ha dado en Latinoamérica, la respuesta de Washington es contundente: ataque furioso.
Hechos similares hay demasiados a lo largo de la historia de estos 100 últimos años: la rebelión de Sandino en Nicaragua, una revolución democrática y antiimperialista en Guatemala en 1944, el socialismo de Salvador Allende en Chile, el progresismo de Jean Bertrand Aristide en Haití, la afrenta de Cuba socialista, la de la Nicaragua sandinista en 1979, o procesos apenas tibios que le confrontan, siempre, en todos los casos, tuvieron como respuesta la agresión estadounidense, más o menos sangrienta. Lo hizo de distintas maneras, desde su intervención directa hasta propiciando golpes de Estado cruentos. Hoy día, lo hace con golpes de Estado "suaves", con bloqueos económicos, con desprestigio mediático que prepara condiciones para "revoluciones de colores".
Contra la Revolución Bolivariana probó de todo: secuestro del presidente Chávez, paro petrolero, look out patronal, guarimbas, guerra económica. Ahora, recientemente, con esta maniobra de un autoproclamado presidente paralelo. De momento ninguna artimaña le funcionó, siempre en conjunción con la derecha vernácula. En este momento los tambores de guerra comienzan a sonar, y no se descarta la posibilidad de una intervención militar, del propio Estados Unidos así como de una coalición de países títeres. Hecho el balance realista de fuerzas, Washington de momento no se embarca en una guerra directa. Ello, de todos modos, no se descarta. Una servicial OEA, con un impresentable Secretario General (Luis Almagro) pro invasión, es su caja de resonancia perfecta.
Como sea, con la opción que sea, es claro que para la hegemonía territorial de Washington la Revolución Bolivariana es una insoportable piedra en el zapato que no le permite actuar económicamente como quisiera, y que envía un mensaje de unidad latinoamericana antiimperialista, muy peligroso para la política injerencista norteamericana. Por lo pronto, está intentando salirse de la zona del primado del dólar, negociando su petróleo en otras monedas, como el yuan chino, o el rublo ruso. Eso constituye una de las peores afrentas para Estados Unidos, que basa su poderío económico y político en su propia moneda, pues desde hace años abandonó el patrón-oro como regla universal. Cuestionar el dólar es cuestionar su hegemonía. Y Venezuela lo está haciendo.
Razones geoestratégicas
Siguiendo aquello de la Doctrina Monroe, Estados Unidos hace más de un siglo que hace de Latinoamérica y la región del Mar Caribe su natural patio trasero. De aquí extrae (roba) materias primas, productos primarios a muy bajo costo, mano de obra barata que llega a su territorio buscando el "sueño americano", al par que es la región cautiva para colocar sus productos industriales y servicios varios. Pero por otro lado, el subcontinente paga cantidades inconmensurables de dinero a los organismos crediticios internacionales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), siempre liderados por Estados Unidos, en calidad de servicio de las impagables y eternas deudas externas.
Por todo ello, Latinoamérica es la reserva obligada, el bastión del que se vale la clase dominante estadounidense para mantener su alto nivel socioeconómico. Eso no lo va a soltar rápidamente. De aquí que lo controla al milímetro, para lo que tiene instadas más de 70 bases militares en la zona.
Curiosamente, la más grande de todas se está construyendo en Honduras, cerca de las reservas petrolíferas de Venezuela. Está más que claro que Latinoamérica es considerada por la geoestrategia de la Casa Blanca como un lugar vital. Pero está sucediendo algo en estos últimos años: tanto Rusia (gran potencia militar) como China (enorme potencia económica) están disputándole hegemonía al imperio estadounidense. Lo que, caído el Muro de Berlín y aparentemente terminada la Guerra Fría, parecía un mundo unipolar, con Washington como amplio dominador, ya no es exactamente así hoy día. Estas dos potencias, en una alianza estratégica, constituyen una pesadilla para los planes de dominación global del país del Norte.
Si algo tiene Latinoamérica, es su posición de proveedor de todo lo anteriormente expuesto para el pillaje norteamericano: productos primarios, deuda externa, mano de obra barata. Es por ello que para su gobierno, la tarea principal consiste, como lo dijera el otrora Secretario de Estado Colin Powell, en "garantizar para las empresas estadounidenses el control de un territorio que va del Ártico hasta la Antártida y el libre acceso, sin ningún obstáculo o dificultad, a nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio". La Doctrina Monroe evidentemente se la toman muy en serio: nadie debe osar meterse en estas tierras.
El mundo, de todos modos, no es como uno quiere, sino que obedece a fuerzas que van para los lugares más inimaginables. Hoy día estos dos países lejanos, Rusia y China, están teniendo un acelerado proceso de penetración en la región. Con su poderío económico la República Popular China, con su poderío militar la Federación Rusa, ambos muestran que el mundo, quiérase que no, no es unilateral según los ideólogos de Washington.
Ambos países tienen sentados sus reales en Venezuela, a quien toman como socio. Eso espanta a los halcones que dirigen el país norteamericano. Para su lógica es inconcebible que en su propio lugar "natural" un enemigo ose levantarles la voz. Ello significa, sin más trámites, que la hegemonía absoluta del Tío Sam ya no es tal.
China es hoy el principal prestamista para la economía venezolana, negociando el petróleo caribeño en moneda asiática. En tanto que Rusia tiene importantes aprestos bélicos en la patria de Bolívar, incluso con material atómico, posible de ser usado en el caso de una eventual guerra contra Estados Unidos.
Por todo lo anterior es imprescindible levantar la autonomía y soberanía de la República Bolivariana de Venezuela, como nación independiente que no necesita de ninguna "ayuda humanitaria", que podrá traer luego la invasión armada. Con todos los defectos y errores que pueda tener la Revolución, es imperativo defender su estatuto de Estado independiente. ¿En nombre de qué Estados Unidos se arroga el derecho de decidir sobre los destinos de este país? Solo en nombre de las gigantescas empresas a quien defiende la Casa Blanca.
La crisis que vive hoy el país se debe, quizá en parte a políticas que podrían revisarse en lo interno de la Revolución Bolivariana (se persiste en el rentismo petrolero), pero fundamentalmente a un ataque inmisericorde de Estados Unidos, que busca a toda costa revertir el proceso en curso.
La crisis, realmente existente, que incomoda a diario a los venezolanos y que hizo que muchos se marcharan por las penurias cotidianas que se atraviesan, se implementó para generar un clima de malestar ciudadano (colapso económico) que termine estallando, produciendo la salida de la administración chavista. Pero, ¿por qué esa crisis?
¿Por qué la crisis? ¿Quién se beneficia de ella?
Obviamente, la población no. Quedarse, sin embargo, solo con la descripción de los hechos viendo en el gobierno bolivariano a una suma de aprovechados que están saqueando al país mientras la población sufre penurias, es una absoluta falsedad. Sin dudas que faltan artículos de primera necesidad: alimentos, medicinas, elementos de aseo personal, todo lo cual torna la vida diaria un verdadero calvario. Pero hay que entender que todo ello tiene un propósito: terminar el experimento bolivariano. A partir de esta situación crítica, la pretendida "ayuda humanitaria" parece una muy generosa medida. De todos modos, seamos cautos: atrás de esa supuesta ayuda, viene la intervención militar. Y es la Casa Blanca, por medio de gente de ultraderecha representante de las grandes empresas de ese país (el presidente Donald Trump, el Asesor de Seguridad Nacional John Bolton, el Encargado Especial para Venezuela Elliot Abrams) quienes hoy insisten en mantener la inmoral presión sobre la patria de Bolívar.
Hay al menos tres razones para ello:
Razones económicas
Para su desgracia, Venezuela tiene una fenomenal reserva de petróleo (300,000 millones de barriles), lo que puede significar una fuente energética para terminar este siglo, manteniéndose el consumo actual. Y tiene a Estados Unidos muy cerca. La potencia del norte es un gigante industrial y militar, por lo que su consumo de oro negro es, por lejos, el más alto del mundo: 20 millones de barriles diarios (quien le sigue, China, consume solo la mitad: 10 millones de barriles).
Ese monumental consumo se abastece, en parte, con las reservas propias (el 60% de su consumo sale de su subsuelo); el resto debe importarlo (Golfo Pérsico y otros países de América). Venezuela, gran productor, le aporta el 12% de su consumo. Hoy por hoy, el país caribeño no es el principal proveedor para Estados Unidos, pero sus reservas son estratégicas. Disponer de ellas es el sueño de la clase dirigente norteamericana, y en particular de sus empresas petroleras. Lo dijo estos días John Bolton, sin ninguna vergüenza: "Haría una gran diferencia para Estados Unidos económicamente si pudiéramos tener compañías petroleras estadounidenses invirtiendo y produciendo petróleo en Venezuela". ¿Por qué? Porque ese gigantesco país (o mejor dicho, su clase dirigente) no quiere depender de seguir comprando petróleo fuera, sino ser ellos quienes lo explotan. En otros términos: apropiarse de las reservas venezolanas como propias, y negociar. El negocio es grande, sin dudas; y las megaempresas no desean perderlo.
Con esto tendrían asegurado un botín fabuloso sus corporaciones energéticas (Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, ConocoPhillips, Halliburton, etc.), y Estados Unidos estaría en mucho mejor condición de competir en el mercado global. Podría lograr, incluso, si puede agenciarse de una vez de esas reservas vedadas hoy por un gobierno nacionalista, hacer que Venezuela salga de la OPEP, con lo que podría ser Wall Street a sus anchas quien ponga el precio del crudo. Por otro lado, llevar petróleo desde Venezuela, ubicada a 2,000 kilómetros de su país, a Washington le conviene infinitamente más que importarlo desde el Golfo Pérsico, a 12,000 kilómetros.
Junto a ello, además del oro negro, existen otros recursos naturales ubicados en territorio venezolano a los que la Casa Blanca guarda especial apetito: enormes reservas de gas natural, de oro, de bauxita, de coltán y de minerales estratégicos como niobio y torio. Además, existe abundante agua dulce (bien cada vez más escaso y apetecido por la voracidad del principal mercado mundial), así como biodiversidad de la selva amazónica (de donde pueden extraerse materias primas para medicamentos y alimentos).
En definitiva, Estados Unidos, en nombre de la tristemente célebre Doctrina Monroe ("América para los americanos"… del Norte) sigue considerando que Latinoamérica es su reservorio natural de materias primas. La pretendida ayuda humanitaria que enviaría para paliar la "crisis humanitaria" esconde el propósito de sentar cabezas de playa militares en territorio bolivariano. La opción bélica, con la ayuda de algunos países títeres, sería lo que les puede devolver la potestad sobre esta tierra, ahora libre y soberana desde el inicio de la Revolución Bolivariana.
Razones políticas
Justamente esa libertad y esa soberanía que empezó a tomar cuerpo con la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en 1998, es una afrenta para la geoestrategia hemisférica de la Casa Blanca. En esta zona que siempre consideró como propia, donde hace y deshace a su entero arbitrio, la insolencia de un gobierno que levanta la voz y le habla de tú a tú, es inconcebible. Por eso, como con cada proceso emancipador que se ha dado en Latinoamérica, la respuesta de Washington es contundente: ataque furioso.
Hechos similares hay demasiados a lo largo de la historia de estos 100 últimos años: la rebelión de Sandino en Nicaragua, una revolución democrática y antiimperialista en Guatemala en 1944, el socialismo de Salvador Allende en Chile, el progresismo de Jean Bertrand Aristide en Haití, la afrenta de Cuba socialista, la de la Nicaragua sandinista en 1979, o procesos apenas tibios que le confrontan, siempre, en todos los casos, tuvieron como respuesta la agresión estadounidense, más o menos sangrienta. Lo hizo de distintas maneras, desde su intervención directa hasta propiciando golpes de Estado cruentos. Hoy día, lo hace con golpes de Estado "suaves", con bloqueos económicos, con desprestigio mediático que prepara condiciones para "revoluciones de colores".
Contra la Revolución Bolivariana probó de todo: secuestro del presidente Chávez, paro petrolero, look out patronal, guarimbas, guerra económica. Ahora, recientemente, con esta maniobra de un autoproclamado presidente paralelo. De momento ninguna artimaña le funcionó, siempre en conjunción con la derecha vernácula. En este momento los tambores de guerra comienzan a sonar, y no se descarta la posibilidad de una intervención militar, del propio Estados Unidos así como de una coalición de países títeres. Hecho el balance realista de fuerzas, Washington de momento no se embarca en una guerra directa. Ello, de todos modos, no se descarta. Una servicial OEA, con un impresentable Secretario General (Luis Almagro) pro invasión, es su caja de resonancia perfecta.
Como sea, con la opción que sea, es claro que para la hegemonía territorial de Washington la Revolución Bolivariana es una insoportable piedra en el zapato que no le permite actuar económicamente como quisiera, y que envía un mensaje de unidad latinoamericana antiimperialista, muy peligroso para la política injerencista norteamericana. Por lo pronto, está intentando salirse de la zona del primado del dólar, negociando su petróleo en otras monedas, como el yuan chino, o el rublo ruso. Eso constituye una de las peores afrentas para Estados Unidos, que basa su poderío económico y político en su propia moneda, pues desde hace años abandonó el patrón-oro como regla universal. Cuestionar el dólar es cuestionar su hegemonía. Y Venezuela lo está haciendo.
Razones geoestratégicas
Siguiendo aquello de la Doctrina Monroe, Estados Unidos hace más de un siglo que hace de Latinoamérica y la región del Mar Caribe su natural patio trasero. De aquí extrae (roba) materias primas, productos primarios a muy bajo costo, mano de obra barata que llega a su territorio buscando el "sueño americano", al par que es la región cautiva para colocar sus productos industriales y servicios varios. Pero por otro lado, el subcontinente paga cantidades inconmensurables de dinero a los organismos crediticios internacionales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), siempre liderados por Estados Unidos, en calidad de servicio de las impagables y eternas deudas externas.
Por todo ello, Latinoamérica es la reserva obligada, el bastión del que se vale la clase dominante estadounidense para mantener su alto nivel socioeconómico. Eso no lo va a soltar rápidamente. De aquí que lo controla al milímetro, para lo que tiene instadas más de 70 bases militares en la zona.
Curiosamente, la más grande de todas se está construyendo en Honduras, cerca de las reservas petrolíferas de Venezuela. Está más que claro que Latinoamérica es considerada por la geoestrategia de la Casa Blanca como un lugar vital. Pero está sucediendo algo en estos últimos años: tanto Rusia (gran potencia militar) como China (enorme potencia económica) están disputándole hegemonía al imperio estadounidense. Lo que, caído el Muro de Berlín y aparentemente terminada la Guerra Fría, parecía un mundo unipolar, con Washington como amplio dominador, ya no es exactamente así hoy día. Estas dos potencias, en una alianza estratégica, constituyen una pesadilla para los planes de dominación global del país del Norte.
Si algo tiene Latinoamérica, es su posición de proveedor de todo lo anteriormente expuesto para el pillaje norteamericano: productos primarios, deuda externa, mano de obra barata. Es por ello que para su gobierno, la tarea principal consiste, como lo dijera el otrora Secretario de Estado Colin Powell, en "garantizar para las empresas estadounidenses el control de un territorio que va del Ártico hasta la Antártida y el libre acceso, sin ningún obstáculo o dificultad, a nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio". La Doctrina Monroe evidentemente se la toman muy en serio: nadie debe osar meterse en estas tierras.
El mundo, de todos modos, no es como uno quiere, sino que obedece a fuerzas que van para los lugares más inimaginables. Hoy día estos dos países lejanos, Rusia y China, están teniendo un acelerado proceso de penetración en la región. Con su poderío económico la República Popular China, con su poderío militar la Federación Rusa, ambos muestran que el mundo, quiérase que no, no es unilateral según los ideólogos de Washington.
Ambos países tienen sentados sus reales en Venezuela, a quien toman como socio. Eso espanta a los halcones que dirigen el país norteamericano. Para su lógica es inconcebible que en su propio lugar "natural" un enemigo ose levantarles la voz. Ello significa, sin más trámites, que la hegemonía absoluta del Tío Sam ya no es tal.
China es hoy el principal prestamista para la economía venezolana, negociando el petróleo caribeño en moneda asiática. En tanto que Rusia tiene importantes aprestos bélicos en la patria de Bolívar, incluso con material atómico, posible de ser usado en el caso de una eventual guerra contra Estados Unidos.
Por todo lo anterior es imprescindible levantar la autonomía y soberanía de la República Bolivariana de Venezuela, como nación independiente que no necesita de ninguna "ayuda humanitaria", que podrá traer luego la invasión armada. Con todos los defectos y errores que pueda tener la Revolución, es imperativo defender su estatuto de Estado independiente. ¿En nombre de qué Estados Unidos se arroga el derecho de decidir sobre los destinos de este país? Solo en nombre de las gigantescas empresas a quien defiende la Casa Blanca.
viernes, 15 de febrero de 2019
Quién es Elliott Abrams, nuevo encargado de liderar la política de EE.UU...
EE.UU.: ‘Duelo’ entre congresista y representante de Trump para Venezuela
El tiro por la culata: las sanciones contra Venezuela podrían afectar a ...
jueves, 14 de febrero de 2019
De noche…
¿Por dónde saldrá
el sol? La noche puede ser larga, larga sin fin aparente. La noche,
para los indígenas, está en trance de durar cinco siglos y medio,
con el mayor genocidio que la historia humana haya conocido, y la
cuasi desaparición de las naciones indígenas… ¡Gracias, Evo
Morales, por ser portador exitoso de una esperanza que, hasta
comienzo de nuestro siglo, no lograba ser camino!
Nosotros, venezolanos, herederos contemporáneos de una
civilización poco dada a hacer concesiones, planteamos de
nuevo la pregunta indígena: ¿por dónde saldrá el sol?
No por opción nuestra, sino por retribución venidera del Norte,
somos herederos de una ansiedad como probablemente no se haya
conocido ninguna en nuestra historia de dos siglos. ¿Cómo y cuándo
saldrá el sol?
En el año 1936, los españoles se precipitaron en una guerra que
les iba a dividir durante tres largos años; dejó una hecatombe de
un millón de hermanos.
La cicatriz de esta inmensa carnicería sigue, imborrable, en la
historia de España. La guerra civil que los norteamericanos crearon
de gratis en Yugoslavia, en la década de los años ’90, destruyó
esta patria gloriosa y dejó cinco países enanos en vez de una sola
fraternidad.
La guerra loca de Ruanda, año 1994, fue la más económica: en
tres meses, de una población de 9 millones de hermanos salió un
cementerio de un millón de muertos, a machete o palo limpio. EE. UU.
logró dividir también a su conveniencia a Corea, Sudán, Yemen,
Libia… Fracasó en el caso de Bolivia, ¡a Dios gracias!
La partición de Venezuela ya está firmada por los designios del
ogro del Norte. En Colombia, Brasil y Guayana – y por supuesto en
los EE. UU. -, los buitres están en nuestras fronteras, con
paciencia.
Si no logramos nuestra imprescindible unión nacional, si no
estamos dispuestos a hacernos mutuamente las concesiones necesarias a
la paz, si nos lanzamos de manera insensata en una guerra fratricida,
nuestro futuro está marcado: sangre y muerte, e inclusive muerte de
este Estado nacional reducido a un cúmulo de pedazos sueltos.
Triste destino para un país que contribuyó a forjar la libertad
para bien de tantos seres humanos.
En las comunidades cristianas no sólo de Petare sino del país
entero, miles de hermanos invocan al Dios de bondad par que nos dé
sabiduría.
Bruno Renaud
Sacerdote de Petare
‘Emperatriz’ de Rusia comenta entrevista de RT a Juan Guaidó
lunes, 11 de febrero de 2019
Ayuda humanitaria: ¡zape!
Aleluya: En algo
avanzamos y merced al poder manipulador de redes y medios
internacionales la frase “ayuda humanitaria” está de moda entre
personas que jamás pisaron clínica u hospital y que no ayudarían
un herido en la carretera.
Pero así es la vida
y muchos razonarán que si es posible robarse los víveres del CLAP,
igual destino le puede esperar a las medicinas si a un orate se le
ocurre poner gente sin la debida preparación… ilusionados con
presuntos pagos en dólares… a repartir.
Como se sabe me
declaro liberal y por ende creo en Dios pero no en los “almuerzos
gratis”: ¡Ningún país alimenta y provee medicinas a otro,
sustrayendo esos recursos a su gente!
Apartando ese
detalle recuerdo a la ignorancia, que en la ONU anualmente Israel y
USA pierden por paliza, la votación sobre los bloqueos a Cuba y
Palestina… y nada pasa porque los Estados Unidos vetan las
respectivas resoluciones.
Lo mismo sucederá
si en ese ámbito internacional se llegase a votar la ayuda
humanitaria en nuestro país porque los vetos de Rusia y China
impedirían la repentina llegada de tropas extranjeras, cascos
azules, repartiendo rolo por delante, medicinas y comida.
¿Han visto los
irresponsables que se frotan las manos cuando declaran a la prensa la
supuesta llegada de “ayuda humanitaria” al suelo patrio, alguno
de los muchos videos originados en el África, donde se observa como
desde helicópteros pintados con siglas de la ONU, lanzan pequeñas
bolsas de alimentos a masas esqueléticas que se pelean el botín
cual perros furiosos?
¡Eso es la “ayuda
humanitaria” que contabilizada con sobre precio luego será
cobrada!
Con razón la Cruz
Roja, institución honorable y seria, con 124 años en Venezuela y
voluntariado propio, disciplinado y bien entrenado, se niega a
participar en esta charada de cierta oposición que pretende el poder
en un clásico “quítate tú para ponerme yo” que sería trágico
para los venezolanos que no hemos abandonado el terruño.
Si Mario Villarroel
le hubiese hecho caso a la manipulación de las ONGs de maletín…
la Cruz Roja habría dilapidado la credibilidad que tiene ella y
Cáritas.
Afortunadamente no
fue así lo cual honra al Presidente de la Cruz Roja venezolana… y
recuerden “no hay almuerzo gratis”.
Domingo Alberto
Rangel
@DomingoAlbertoR
Noam Chomsky explica que las “ayudas humanitarias” esconden un acto agresivo
Noam Chomsky explica que las “ayudas humanitarias” esconden un acto agresivo
10 de febrero de
2019.- Para el filósofo Noam Chomsky, el concepto de ayuda
humanitaria es casi todo un acto agresivo realizado por cualquier
potencia que, desde el punto de vista del agresor es una ayuda
humanitaria, pero no desde el punto de vista de las víctimas.
Según el también
lingüista y politólogo, Estados Unidos (EE.UU.) lo reconoce
públicamente y se entiende en el terreno del imperio tradicional.
Así se desprende de un trabajo especial del portal de Cuba Debate.
Bombardeo a Serbia
en 1999
Este se constituye
como, el primer ejemplo de ayuda humanitaria.
En ese periodo las
Fuerzas de Albania cometieron ataques terroristas en territorio
serbio para provocar una respuesta de su Gobierno que le sirviera
como justificación a la OTAN (alianza militar intergubernamental
Organización del Tratado del Atlántico Norte ), para entrar al
país, es decir, una intervención de EE.UU.
Las pérdidas
estimadas fueron altas en ambos lados: dos mil víctimas. Cuando
asumieron la invasión, el general estadounidense a cargo, Wesley
Clark, le informó a Washington que el resultado del ataque de EE.UU.
intensificaría las atrocidades, porque Serbia no era capaz de
responder militarmente bombardeando a los EE.UU., Serbia respondió
por tierra, expulsando de Kosovo a los albaneses terroristas, justo
después del bombardeo norteamericano.
Pero la gran
cobertura mediática fue la de Slobodan Milošević (expresidente
serbio) llevado a la Corte Penal Internacional por una acusación
sobre crímenes masivos, todos con una sola excepción, fue después
del bombardeo que ejecutó Estados Unidos contra su población.
Todo lo narrado
anteriormente fue una intervención humanitaria, apuntó Chomsky.
¿Son legales las
intervenciones por ayudas humanitarias?
Con respecto a la
legalidad de las intervenciones para llevar “ayudar humanitaria”,
la Asamblea General de las Naciones Unidas, tiene una resolución
sobre la responsabilidad de proteger, que dice explícitamente que no
puede ejecutarse un acto no militar a menos que esté autorizado por
el Consejo de Seguridad de la ONU.
Se utiliza para
asegurarse de que los gobiernos no repriman a sus propias
poblaciones.
No obstante, el
activista estadounidense explicó que hubo otra comisión, presidida
por el exprimer ministro australiano Garreth Evans, que debatió
sobre la “responsabilidad de proteger”, muy parecida a la versión
de la ONU, pero con una diferencia, “que así el Consejo de
Seguridad no esté de acuerdo en autorizar una intervención,
agrupamientos regionales pueden intervenir a la fuerza por su cuenta,
¿qué agrupamiento regional es capaz de una intervención? Hay uno
solo y se llama OTAN”.
La “responsabilidad
de proteger” es legal porque la Asamblea General de la ONU lo
autorizó, pero lo que rige actualmente es la versión autorizada de
Evans, un buen ejemplo de cómo funciona una propaganda en un sistema
poderoso, agrega Chomsky y que además se puede ver en los medios de
comunicación.
Otro ejemplo de
ayuda humanitaria: El bombardeo a Libia en 2011
La intervención
militar de Estados Unidos en Serbia provocó miles de muertes. Foto
Archivo.
Una resolución de
la ONU en 2011 hizo un llamado a la creación de una zona de
exclusión aérea en Libia, a excepción de aquellos cuyos fines sean
“humanitarios”, que pasó a términos diplomáticos para
solucionar el problema, y que Muamar Gadafi aceptó, declarando un
cese el fuego contra fuerzas opositoras a su Gobierno.
Finalmente
Washington optó por apoyar una resolución mucho más amplia que la
de la simple zona de exclusión aérea, y apostó por una ocupación
militar del país.
“Reino Unido,
Francia y Estados Unidos se convirtieron en la fuerza aérea de la
oposición. Uno de sus ataques terminó sepultando a Gadafi y matando
a 10 mil personas, dejó a Libia en lo que es hoy día, en manos de
milicias”, rememoró Noam Chomsky.
A partir de ese
momento, hubo un gran flujo de yihadistas armados en Asia occidental
y África occidental, lo que se convirtió en la fuente principal de
terrorismo radical en el mundo, “una consecuencia de la mal llamada
intervención humanitaria en Libia”.
El poder de EE.UU.
ahora, con Donald Trump como presidente
Por otra parte
Chomsky también explicó que la sociedad debe repensar lo que
significa el poder. Estados Unidos, a su parecer, sigue siendo
supremo. Su poder es dañino, pero desde el punto de vista de la
oligarquía, ese poder les da todo lo que piden, asevera el filósofo.
Además sólo en
términos militares, esta nación maneja el 25 por ciento de la
economía mundial, y también está mucho más avanzado en tecnología
que el resto del mundo.
Agrega que pese a
que la economía estadounidense haya estado en declive, sería un
error pensar en que han perdido su dominio.
“La
multinacionales estadounidenses son dueñas de la mitad del mundo,
están integradas con el Estado, tienen todos los sectores:
industria, venta, comercio, finanzas”.
Explica que desde su
elección como presidente, no sólo es Trump quien representa el
peligro, sino el liderazgo republicano completo, que niegan el
fenómeno del calentamiento global, por mencionar apenas un problema.
“El partido
republicano es una de las organizaciones más peligrosas en la
historia de la humanidad, suena escandaloso, pero pensemos al
respecto por un momento, Hitler no quería destruir el futuro de la
existencia humana, nadie tenía la intención”, agregó que, no son
personas ignorantes ni fundamentalistas religiosos, sino las mejores
educadas y apoyadas del mundo, quienes ponen a la sociedad en
peligro.
Según Chomsky, para
finalizar aseveró que las políticas más peligrosas apenas se
discuten, son amenazas existenciales que enfrentamos, esta generación
tiene que decidir si la existencia humana continuará, no es un
chiste, es el calentamiento global o una guerra nuclear y las
acciones de Trump empeoran ambas.
viernes, 8 de febrero de 2019
!Yo te aviso¡
Quién es Elliott Abrams, nuevo encargado de liderar la política de EE.UU...
jueves, 7 de febrero de 2019
Either Washington or Venezuela, Savage Capitalism or Socialism: A Conversation with Luis Britto Garcia
Luis Britto Garcia is perhaps Venezuela’s most highly regarded
public intellectual. A firm supporter of the Bolivarian Process, he
has written numerous plays, novels, historical investigations and
film scripts and is also an incisive commentator on politics in the
region.
Many people on the left are critical of President Nicolás Maduro’s
government, but that criticism has nothing to do with a desire to
join the ranks of the right-wing opposition or its foreign allies. In
the face of the current imperialist attack on Venezuela, we need to
defend the country and stand up against interference. Do you agree?
I have repeatedly claimed that, when both internal and external
forces of reaction make a double attack on our country – and use
all legal and even illegal resources they have at hand – we must
all come together in Venezuela’s defense and in the defense its
authorities and the political coalition that maintains them legally
in power.
There may be differences and internal debates, but we can’t
hesitate when faced with these alternatives: it’s either Washington
or Venezuela, invasion or sovereignty, savage capitalism or
socialism.
You have written about Simon Bolivar and have pointed out how his
example remains relevant today. What would Bolivar do in our time? As
Bolivarians, what should we do in the present?
That’s right. I did a meticulous examination of both Bolivar’s
ideas and his actions in relation to society and the economy in my
book The Thought of the Liberator: Economy and Society [2010], and in
numerous articles and other works. If Bolivar were here among us
today, he would do the same as he did when he was alive: first of
all, he would make every effort to defend (with arms if necessary)
Venezuela’s sovereignty: the right of his people to choose its own
government.
He would the attempt to organize and unite Latin American and
Caribbean peoples against imperialist domination. Also, in the
economic sphere, Bolivar did not hesitate to carry out the largest
confiscations of goods in Venezuelan history. He siezed all the
royalists’ property, in the form of either land or other goods, and
distributed it among patriotic soldiers, in accordance with the
services they had rendered
Bolivar said that the nation has property rights to its underground
minerals, which is a principle that still holds today and must be
defended at all costs. In 1814, long before his trip to Haiti,
Bolivar began to eradicate slavery. He also fought against racial
discrimination, with his ”Angostura Speech” [2010] proclaiming
that in contemporary Venezuela “nobody should be mistreated for the
color of his skin.” If we say that the slave is someone who just
ekes out an existence – making just enough to survive – then
Simon Bolivar signed the “War to the Death” decree on june 15,
1813. The document stated that all Spanish would die if they didn’t
join the independence struggle, whereas those born in the colonies
would be pardoned even if they had sided with the colonia
Simon Bolivar signed the “War to the Death” decree on june 15,
1813. The document stated that all Spanish would die if they didn’t
join the independence struggle, whereas those born in the colonies
would be pardoned even if they had sided with the colonial powers.
To carry out these measures, Bolivar did not hesitate to take radical
and extreme steps (nor should a Bolivarian hesitate to do so today).
Let us remember his declaring a “War to the Death.” Bolivar today
would continue with the project of Latin American and Caribbean
integration, as he did with his Amphictyonic Congress in Panama,
where the United States only got to participate thanks to Francisco
de Paula Santander’s influence. Anyone who calls himself a
Bolivarian today must follow and if possible extend the practice and
thought of Bolivar. If we don’t do so, we’ll become a colony
again.
How do you evaluate the global response to the imperialist onslaught
we are experiencing these days? Can we see ruptures in the United
States’ hegemony and evidence of a new, multipolar world?
For me, there is an evident break in the US’s hegemony. The United
States has moved its industries abroad to take advantage of cheap
sweatshop labor. In so doing, it has deindustrialized the country and
plunged its own workers into misery. China is today the world's
leading economic power; Russia has reemerged as a great power after
the decline that came with the Soviet Union’s dissolution. Europe
is trying to become independent, despite being occupied since the
mid-century by a network of NATO bases. The Middle East eludes US
control; after decades of interference, the US has only managed to
make chaos.
I have pointed out that, historically, revolutions have always
emerged in the fissures created by the clash of the hegemonic powers
at the time. The United States emerged taking advantage of the
struggle between England, France and Spain. The Soviet Union took
advantage of the clash of European powers during the First World War.
The same goes for the People's Republic of China, which benefited
from the fighting of the Second World War. Later, Cuba used the
confrontation between the United States and the Soviet Union. Today,
the hegemonic struggle between the United States, Russia and China
offers us an opportunity to consolidate Venezuelan sovereignty.
After dealing with this imperialist attack and coup d’etat attempt,
which is our most immediate problem, what should the Maduro
government do in the medium and long run?
I think that there is no way to get out of our immediate crisis
without advancing in the Revolution, and that is also the key to
going forward once we have recovered. That’s to say, we can only
face down imperialism after we have dominated the local oligopoly
formed by a dozen companies that monopolize the import and
distribution of basic goods [in our country]. And we have to
subjugate the handful of actors that run the oil smuggling business
and are involved in paramilitary infiltration.
We will be able to face external threats once we have cleaned up the
internal theatre with a control of the whole administration – at
all stages of its operation – and have installed an integral
computerized control in real time of prices and costs of economic
operations. We must sanction the many acts of corruption and clean up
the companies and institutions where this kind of activity is rife.
With these measures, popular support for the socialist project will
become unbreakable. On the other hand, if such measures are not
taken, it’s to be feared that the economic war will erode this
support, which maintains itself now only through great sacrifices.