lunes, 19 de noviembre de 2018
El ensañamiento
1.-
Nunca antes se había visto un ensañamiento contra una nación
-contra un pueblo- como ocurre en la actualidad con Venezuela. La
ofensiva no tiene límites. Desconoce, deliberadamente, elementales
normas del derecho internacional y pretende, recurriendo a abyectas
medidas punitivas, desmoralizar a los habitantes del país.
Doblegarlos y conducirlos a humillantes condiciones de desamparo.
Todo cuanto se hace contra Venezuela fue montado minuciosamente, en
detalle y obedece a un plan elaborado con severo rigor que contempla
diversas opciones para garantizar su éxito. Su desarrollo en el
tiempo corresponde a un proceso que escala sistemáticamente.
2.-
Un proceso que contempla el diseño psicológico del objetivo, a
partir de las características del momento: los tiempos del
encrespamiento de la situación por la que a traviesa en un amento
dado el país, las tensiones y el agravamiento de éstas. Los
recursos a emplear. Y lo que es fundamental: perseverar en la
estrategia y prever el momento clave de su ejecución Todo cuanto se
refiere al caso venezolano fue planificado en los centros de poder
donde se hace la política de los Estados Unidos. Por eso las
coherentes actuaciones de los gobernantes norteamericanos. Cada uno
de ellos con su especificidad y respondiendo a determinada
orientación.
3.-
Resulta por eso difícil distinguir entre una y otra gestión
gubernamental, ya que existe un hilo conductor del proceso. En lo de
fondo hay consenso. Es así como uno puede hallar en la dirección de
la política norteamericana una identificación que está por encima
del hecho de que, por ejemplo, Obama sea demócrata y Trump
republicano. Que el primero sea sutil y el segundo brutal. Que uno
respete, formalmente, las formas diplomáticas y otro las patee. Lo
que cuenta es la hegemonía imperial. La doctrina de Monroe. Que no
es otra cosa que la imposición de un sistema opresor en distintas
zonas del mundo. Que emerge contra el multicentrismo, contra el
pluralismo, y rechaza cualquier intento liberador como sea, pero casi
siempre a sangre y fuego.
4.-
El poder norteamericano –el complejo económico y militar, la
ideología difundida por las transnacionales y los medios–, elaboró
contra Venezuela una política de ingerencia y avasallamiento que
está a punto de culminar. Que la Casa Blanca logró imponérsela a
la Unión Europea y a los gobernantes dóciles de Latinoamérica.
Política consistente en promover el ensañamiento sostenido,
constante, contra Venezuela, para enervarla, asolarla y conducirla al
desquiciamiento total. En otras palabras: no solo al derrocamiento de
su actual gobierno, sino a la destrucción del Estado, a la abolición
de la soberanía, para así instaurar un gobierno títere –como ha
sucedido en muchos otros casos donde se han aplicado políticas
similares–, que entregue las riquezas naturales que posee Venezuela
y las traslade al control de otro gobierno o al dominio privado.
5.-
Todos los días hay alguna mención hostil sobre Venezuela en los
medios de comunicación mundiales. Alguna alusión despreciable.
Mentiras y falsedad montadas con el propósito de ofender a los
gobernantes del país y a los venezolanos en general. Las agresiones
las practican, por igual, jefes de Estado, mandatarios, figuras
políticas, Parlamentos. Es toda una orgía, hábilmente orquestada y
manejada por factores con mucho poder. El gobierno norteamericano la
dirige, y a cada rato los más importantes voceros oficiales declaran
lo que les da la gana, impúdicamente, porque todo cuanto dicen no es
producto de serias investigaciones y pruebas irrefutables, sino de la
improvisación, del propósito de enlodar el nombre de Venezuela, de
sus instituciones y de su pueblo.
6.-
Lo que importa en esta campaña no es la difusión de la verdad, sino
de la mentira. Pero semejante ensañamiento termina por revertir
contra aquellos que lo motorizan y ejecutan, razón por a cual en las
filas enemigas cunde la desesperación. No han podido derrocar a
Maduro, y someten a privaciones extremas al pueblo venezolano sin
conseguir el efecto que buscan: la insurrección popular o la vuelta
al guarimbeo. Por eso que no les queda otra alternativa a los
detractores de Venezuela que extremar la violencia, ya sea con actos
de terrorismo, con golpismo, o con lo que hasta ahora tratan de
evitar, la intervención armada, la invasión del territorio
nacional. Que sin duda está lista, pero que la frenan los
imponderables que tiene toda aventura.
José
Vicente Rangel