sábado, 18 de febrero de 2017
En Venezuela no pasarán ni la CNN, ni la banda de Aznar, Felipe González y Trump
La derecha mundial está dispuesta
a no darle respiro a la Revolución Bolivariana de Venezuela. Esta semana que
termina ha sido un ejemplo claro de que la guerra de cuarta generación lanzada
en su momento desde las usinas del Occidente imperial, no escatiman esfuerzos
para utilizar todos los métodos a su alcance con tal de desprestigiar,
acorralar e intentar (siempre fallidamente) derrocar al gobierno legítimo de
Nicolás Maduro.
El caso de los repetidos y
conocidos instrumentos desestabilizadores utilizados por los terroristas
mediáticos de la CNN, fueron otra vez puestos sobre la superficie, de la misma
manera que la Cadena operada por Time Warner actuó en su momento como buque
insignia en la invasión a Iraq y Afganistán, o un poco más atrás en el tiempo,
creando el clima desestabilizador para voltear al gobierno socialista de
Salvador Allende, en Chile.
CNN es como la Coca Cola, símbolo
y logo de la brutal invasión cultural estadounidense, y como tal utiliza sus
argumentos injerencistas en el marco de tergiversar la información para buscar
el desgaste y el desaliento de la opinión pública. Cuando no puede manipular,
directamente inventa situaciones, crea víctimas donde solo hay provocadores o
delincuentes, y termina convirtiendo en próceres a quienes deberían estar entre
rejas el resto de sus días. Así jugó el canal en estos últimos días al “lanzar
la primicia” envenenada sobre “la venta de pasaportes venezolanos” a supuestos
terroristas de Medio Oriente.
Desde el punto de vista de la
aviesa intencionalidad de la cadena estadounidense, creo el clima para
presentar un cóctel más que explosivo: un presunto ex funcionario
venezolano en la embajada de su país en Iraq, Misael López, se ofreció de
testigo para contar lo que persigue la campaña de demolición del Gobierno Bolivariano.
Así, como en las malas series gringas, aparecían terroristas del ISIS comprando
pasaportes y visas a 15 mil dólares, mientras un “periodista” cenenista
preguntaba con voz cadavérica: "¿le sorprendería si un día de estos en
cualquier parte del mundo se comete un atentado y el ejecutar es el portador de
un pasaporte venezolano?”. Por supuesto, que para darle mayor condimento a la
ensalada también se volvía a involucrar en esta tramoya al vicepresidente venezolano,
Tarek El Aissami, al que en las últimas horas Washington también había sido
colocado en las listas de los que tienen vinculaciones con el
narcotráfico.
Lo que CNN no decía lo puso blanco
sobre negro la canciller bolivariana Delcy Rodríguez, señalando que el tal
Misael López es un farsante que intentó sacar ilegalmente dinero de Iraq
usurpando la identidad de funcionario venezolano, además tramita nacionalidad
española, y si faltara algo tiene fama de acosador sexual, explícitamente
denunciado por una empleada de la embajada en Bagdad. O sea, que se trata de un
dilecto compinche de su tocayo Leopoldo López puesto que acumula en su Facebook
fotos posando con la esposa del golpista, Liliana Tintori y con la abogada del
preso de Voluntad Popular, Ana Argotti. No le falta nada para que cualquiera
que quisiera tipificarlo, lo muestre como un “agente” al servicio de los de
siempre, y por ello ahora se refugia en Miami, dónde si no. Pero, claro,
todos estos datos no entran en los cánones “morales” e “informativos" de la
cadena con sede en Atlanta.
Desde otro andarivel parecido pero
en este caso europeo, el genocida José María Aznar y el creador de los
Escuadrones de la Muerte para asesinar a militantes vascos (el famoso GAL),
Felipe González, se sumaron a la campaña exigiendo que la OEA suspenda a
Venezuela por “mantener presos políticos”. Estos dos caraduras que deberían ser
juzgados por asesinos seriales por el Tribunal de La Haya, se rodearon de
lo peor de cada casa para vociferar tal exigencia,: allí estuvieron
arropándolos, el líder del partido derechista “Ciudadanos", Albert Rivera,
el presidente del consejo de administración del Grupo PRISA (editor de EL PAÍS
español), Juan Luis Cebrián, el ex alcalde derechista de Madrid, Alberto
Ruiz-Gallardón, el ex jefe de la OTAN Javier Solana (alias “el carnicero de
Bagdad") y Leopoldo López padre, quien gimoteó por “la mazmorra” en que
tienen a su hijo los “déspotas” de Caracas. El gran problema de estos
“demócratas” es que desesperadamente buscan un protagonismo que ya no tienen en
sus países, donde Aznar y González, son considerados símbolos explícitos de
corrupción, tortura y muerte.
A pesar de todos estos ataques, es
indiscutible que en Venezuela manda el pueblo y no los amigos de Obama y de
Trump, dos caras de la misma moneda de la agresión imperialista. Por un lado,
la CNN ya no está en el aire por decisión gubernamental, algo que los que
realmente defendemos la libertad de expresión lo celebramos alborozados, para
que no se siga ensuciando la profesión periodística con franquicias del
terrorismo mediático. Así es que se gobierna cuando un plan subversivo de
envergadura se abate día tras día contra un país.
Por más que los grandes dueños de medios hegemónicos nucleados en la SIP pongan el grito en el cielo, o que el bocazas de la Casa Blanca amenace con más sanciones si Nicolás Maduro no pone en libertad a Leopoldo López, a "Venezuela se la respeta" como bien sentenciaba Hugo Chávez. En ese camino de actuación contundente, la Patria de Bolívar y Zamora seguirá recogiendo la solidaridad de los que en el continente no se dejan intoxicar por las mentiras ni retroceden ante las amenazas. Contra esa hermandad indestructible no podrán ni la CNN, ni Aznar y González, y mucho menos Trump.
Por más que los grandes dueños de medios hegemónicos nucleados en la SIP pongan el grito en el cielo, o que el bocazas de la Casa Blanca amenace con más sanciones si Nicolás Maduro no pone en libertad a Leopoldo López, a "Venezuela se la respeta" como bien sentenciaba Hugo Chávez. En ese camino de actuación contundente, la Patria de Bolívar y Zamora seguirá recogiendo la solidaridad de los que en el continente no se dejan intoxicar por las mentiras ni retroceden ante las amenazas. Contra esa hermandad indestructible no podrán ni la CNN, ni Aznar y González, y mucho menos Trump.
Por Carlos Aznárez