domingo, 20 de octubre de 2013
La economía y la economía informal
La economía y la
economía informal
Cuando escuchamos la palabra corrupción enseguida la asociamos
con empleado público. Si quiere conocer
algunas acepciones de esta palabra lean el digerible artículo de Roberto Hernández
Montoya en http://www.aporrea.org/actualidad/a175438.html .
También relacionamos
corrupto o corrupción con altos ejecutivos del ámbito público o del ámbito
privado. Pero ese mal ha irradiado a otra categoría social. Son los populares
“buhoneros”, también denominados comercio informal (informal, que adquiere forma a la hora de
trancar calles y avenidas para hacer sus reclamos). Aunque el presidente del
INDEPABIS, Eduardo Samán, dice que los buhoneros son la parte más
visible de esa cadena www.aporrea.org/contraloria/n238359.html, no es óbice para
disculparlos.
Sin duda alguna, para que
algo se corrompa debe de existir un corruptor.
Castigar tanto al uno como al otro debe ser el espíritu de la Ley
Habilitante solicitada el ocho de octubre por el Presidente Nicolás Maduro a la Asamblea
Nacional.
Ahora, obviando la ausencia
de lo ético y lo moral en la práctica comercial de los vendedores informales. Trataremos de explicar cómo el
mercado influye para que estos señores se corrompan.
La tasa activa, la que
cobran los bancos, de septiembre a diciembre del año 1.998 osciló alrededor del
53%. Con la llegada de Chávez esa tasa
empezó a descender. Sólo se colocó en 57%
en febrero y marzo de 2003 producto
del Paro Petrolero de 2002-2003. Éste porcentaje estuvo bien lejos del techo
de 72% de la cuarta república en diciembre de 1.993. Vea http://www.josebhuerta.com/interes.htm .
Con
tan altas tasas de interés, la baja bancarización y los engorrosos trámites que exigían los
bancos para conceder un préstamo el comerciante informal acudía a los
prestamistas usureros. La tasa del agiotaje se mueve por encima del 10% mensual.
No era raro leer en la prensa como las deudas se cobraban con la vida. También
el agobiado deudor arremetía contra el acreedor.
Ahora
la situación es diferente. La tasa de interés oscila alrededor del 16% anual.
Los trámites para solicitar un préstamo se han flexibilizado y por tanto ha
aumentado la bancarización.
En estas condiciones, el buhonero se hace de
dinero barato. Acude al mayorista. Éste además de vender con sobreprecio sabe
que inmediatamente realiza su mercancía de contado y no debe esperar diez o
quince días para cobrarle al comercio formal. Por otra parte, la porción más visible de la especulación
vende al precio que se le antoje sin ningún tipo de control. Bueno, puede que
esté bajo el control del policía matraquero. De todas maneras cuenta con suficiente holgura de tiempo para cancelar la
deuda con el banco. Y como si fuera poco, también ocupa el espacio que
corresponde a los ciudadanos.
Noel Martello