domingo, 5 de febrero de 2006
La marea roja desbordó la Cota Mil de Caracas
Caracas, 4 Feb. (ABN).- «Por ahora y para siempre» se puede leer en la mayoría de las pancartas que llevan los miles de venezolanos que desbordaron la Cota Mil de Caracas con sus atuendos rojos para celebrar los 14 años de la rebelión militar encabezada por el hoy presidente de la República, Hugo Chávez Frías. Un recordado «por ahora» le aseguró un puesto en la historia y el país nunca olvidó su promesa. En apoyo al entonces joven teniente coronel de la boina roja, este sábado, hombres, mujeres y niños de todas las edades y provenientes de diversas partes del país marcharon entre cánticos, música –que iba desde Alí Primera hasta el reggaeton–, estatuas vivientes, radios comunitarias y hasta un muñeco que imitaba al mandatario estadounidense, George W. Bush, herido de muerte. Estudiantes de las misiones, indígenas y funcionarios de diversas instituciones estatales se mezclaban con altos personeros gubernamentales en la extensa caminata que se inició en el Coliseo de la Urbina, atravesó la Cota Mil y desembocó en la avenida Bolívar. Los cauces del río de personas no se detenía mientras las nubes atenuaban los rayos solares que aligeraban la travesía de los marchistas. Rumbo a los diez millones de votos a favor de Chávez en las próximas elecciones presidenciales parecía ser la coincidencia de una multitud que mencionó el empoderamiento del pueblo y los planes sociales que incluyeron a los excluidos como los principales logros de la llamada Rebelión por la Dignidad. Pancartas que reunían en un mismo lienzo imágenes de Cristo, de El Libertador, del Ché Guevara, del presidente cubano, Fidel Castro, y del jefe de Estado venezolano se encontraban con los tradicionales cánticos de siempre: «Alerta que Camina la espada de Bolívar por América Latina«, «el pueblo unido jamás será vencido» y «uh-ah, Chávez no se va». Algunos jóvenes rezagados del Foro Social Mundial, realizado en Caracas hace dos semanas, no dejaban de mostrar su asombro ante la inmensa convocatoria. El tricolor nacional no podía dejar de ondear en esta marcha que contó con exponentes de núcleos de desarrollo endógeno que, con la móvil de una radio comunitaria de El Valle, pinchadiscos y estatuas vivientes incluidos, pidieron más espacios culturales en la ciudad. La inmensa avenida Boyacá de Caracas, muchas veces odiada por las interminables colas que se generan en las horas pico, recibió vítores de miles de venezolanos que ocuparon sus dos sentidos para celebrar un día que será siempre recordado por los venezolanos: el 4 de febrero de 1992.
