sábado, 3 de diciembre de 2016
Cabalgando con Fidel
Noventa no
Comandante quería escribirte. Dos
corrientes se me presentaban en las cuales navegar para expresar mis
sentimientos. Una, la de tus enemigos. Imposible sumarme a ella. La otra, la
elegida, en la cual estamos quienes te admiramos y respetamos. En la primera se
ha escrito, se escribe y se escribirán atrocidades. Ninguna de ellas es capaz
de penetrar el escudo moral y ético que lograste construir. En la segunda
corriente, la de los Camaradas, se ha escrito tanto de ti en estos días que da
la impresión de haberse dicho todo. Pero he encontrado un resquicio para una
breve reflexión.
Voy escribir de tú calendario.
Según los registros, desde que viste la luz en Birán hasta este veintiséis de noviembre,
transcurrieron noventa años. Es decir mil ochenta meses, suman cuatro mil
seiscientas ochenta semanas, el equivalente a treintidosmil ochocientos
cincuenta días. Así, detalle a detalle, cómo te gustaba hacerte entender y tal
como te entendió el pueblo cubano.
Nuestro Libertador Simón Bolívar
solía alegar de sí mismo ser "el hombre de las dificultades". A ti también
cabe llamarte de esa manera. Innumerables los
inconvenientes que encaraste y en todos saliste airosos. Cada escollo
superado fueron días multiplicados sumados a tú almanaque, convirtiéndose en acervo
para Cuba y así enfrentar futuras coyunturas.
Podría enumerar cantidad de bretes
que resolviste, pero como lo ya lo dije antes, otros están llenando páginas.
Sólo nombro dos, uno el acoso permanente del hegemón norteamericano, el cual
viendo la imposibilidad de someter a la población cubana empieza a ceder.
Victoria revolucionaria. El otro, la Iglesia Católica, brazo de dominación
ideológico del capitalismo. Si, al comienzo de la revolución no le hubieras
puesto coto todo se hubiera ido al traste.
Entonces, dicen que viviste
noventa años. Noventa no. Exististe miles de años, porque ningún mortal en
noventa calendarios hubiera alcanzado lo que es Cuba hoy.